Bendita inocencia

Bendita inocencia
Cuando fuimos los mejores

miércoles, 17 de marzo de 2010

SIN PELOS EN LA LENGUA

Pues no sufrí yo ni nada, en aquellos años en los cuales, o eras como el Algarrobo, o si por el contrario, te cuidabas un poquito, eras “trucha perdido” tipo Miguel Bosé, y ya en el colegio, ni te cuento. No eras nadie, te vetaban poder estar con ellos, y si te descuidabas te decían que te fueras a jugar con las chicas. ( Que ilusos ). Menudos pensamientos!!. Por suerte o desgracia a mi no me llegaron a catalogar nunca de nada, pero cuando empecé a montar en bici, empezó mi transformación.
¿Donde estaban los Metro sexuales?, si acaso te podías encontrar muchos Rural sexual. Me explico. Tipos con pantalón elástico a ser posible nevado, Nike pegadito al cuerpo, pero bien abierto por el pecho, pa que se saliera la pelambrera, y así reclamar a la hembra, deseosa de “macho típical hispanis”. Joder… Menudos tiempos aquellos….
Pues nada... Cuando empecé a montar con la peña, me dí cuenta de que algunos, tenía unas piernas muy bien definidas, que brillaban mucho al reflejo de la luz, (parecían de porcelana), ¡¡Y sin un pelo!!. Madre mía que cosa mas extraña pensé yo, pero me gustaba!! ¿Que hago ahora?. ¿Le pregunto al Malaguita?, Era el que parecía el gallo del corral. ¿Se habrá quedao sin pelos, por el aire que le da en las piernas al montar en bici?, ¿ O quizá es por que cuando sale ese pedazo de musculatura en los gemelos y los cuadriceps ya no hay sitio pa los pelos?.
Pues yo se lo pregunto, no me quedo con esa duda en mi cuerpo.
-Oye malaguita, Uf, ¿que piernas tienes no?, ¿ no se pasa frío?, ¿ Y cuanto tiempo tendré que montar en bici yo, pa que me queden, así, como las tuyas?, sin pelos, y tan fuertes!!.
-Será posible, lo que me pregunta “er quillo” de los cohones!!, -contestó el malaguita-Pos mira chaval. Los pelos se te quitaran, cuando ya no tengas más que se te puedan enredar en la cadena. No te jode, lo que me pregunta “er quillo” este. –Por eso se te ha quedado esa vocecita tan fina, de chillar tanto eh?, por que eso tiene que doler un huevo, ¿a que si?, - le dije yo- Las risas de los allí presentes fueron como si una pesa me hubiera caído encima. – esto me pasa por preguntar-, pensé, seré gilipollas!!, creyendo que todos se reían de mí. Pero se acerco un veterano y me dijo, -Muy bien chaval, no le hagas ni P. caso, este es un gilipollas, y le has contestado muy bien-.
Ya no cabía en mí, creo que desde ese momento, me aceptaron todos como uno más en el grupo, menos el malaguita, pero ese, ya no me importaba…

Otro cantar era cuando llegaba el verano y tocaba ir a la piscina. A ver, ¿Quién coño, montaba en bicicleta en vuestro barrio?. Pues nadie!!, eso era un deporte raro, raro, por lo cual, nadie sabía, las marcas que este magnífico deporte deja…
…Menudo calvario llegar a la piscina, sin pelos en las piernas, con músculos que nadie conocía. Recuerdo un día que una amiga de mi madre, me vio en pantalón corto y me dijo que si tenía algo malo en las piernas, que me salían un bultos muy raros, que me llevara al médico. – Pues si me vieras en otro sitio el bulto, igual salías corriendo, pensé yo!!. Groserías aparte.
Y las marcas, eso ya era mucho, pero si parecías un cromo, cortes y mas cortes. Un año, que el cullote era negro, con las letras en blanco, por ellas, se filtraron los rayos solares y se podía leer CICLOS ANDRINO, en mi propia piel, desde luego, que la gente no se aburría con nosotros, no... Eramos los bichos raros de la piscina, ahora si se ve a un tipo lleno de pelos en el cuerpo, se le cataloga de "Troglodita". En fin... Pero que raritos que somos.




martes, 9 de marzo de 2010

Sigo recordando


Como me gustaba el ciclismo… Cada vez que veía en la tele a Jose Luis Laguia, "El Rey de la Montaña" de aquellos años, uf, uf, Que subidón, me ponía pegado a la tele, viendo como escalaba aquellas montañas, me quedaba alelado, pensando y volando con mis pensamientos… Ahora era yo quien estaba subido en la bicicleta, escalando aquellas cimas, dejando de rueda a todos mis perseguidores, para tener la posterior recompensa de cruzar la línea de meta con los brazos en alto, y esperar el trofeo, el ramo de flores, y los besos de esas chicas, siempre preciosas..... Eh, eh, despierta!!, que parece que estas Agilipollao, ponte a hacer los deberes, que siempre los dejas para el final.
Pues decidí emprender mi camino... Y me apunte a un equipo de ciclismo. Ciclos Luis, en Villaverde Alto. ¡¡Madre mía si me han dado hasta equipación ciclista!!, esto ya es una pasada!!! Me compro mi padre una bicicleta, 25.500 pelas, un auténtico lujo, una Torrot, azul azafata, con 5 piñones y dos platos, si multiplicamos, a ver... pa algo hago yo los deberes… ¡Es de 10 velocidades!, con mi bici nueva, ni José Luis Laguia, ni Marino Lejarreta, ni ostias. Ya me creía yo un auténtico ciclista. El primer día que salí con la peña, nos metimos 100 kmts, yo tendría unos 13 años, y me fui con ellos a pecho descubierto, sin un duro, sin repuesto, sin ropa de abrigo, ni guantes, ni na de na. Pero no se podía juntar tanta ilusión en tan poco cuerpo. Nos fuimos no se por donde, pero al llegar a Aranjuez, paramos a desayunar, como hacen los auténticos ciclistas, (A ver si consigo poner de moda esta afición entre los triatletas) A mí ya me tremblaban hasta las piernas, y tenía una cosilla en el estómago, que no adivinaba muy bien lo que era, pero estaba ya muy flojo, cuando por fin, todo el mundo entro en el bar, y empezaron a correr los bocatas, los bollos y los cafés. Yo solo podía mirar, no conocía a nadie para pedirle dinero, pero sabía que si no comía algo, era "carne de cañón", no sé cómo, o si, creo que se llama instinto de supervivencia, puse cara de firmeza y le dije al camarero: ¡¡chipss, chipss, Jefe,!! ¿Me pone Vd. un bocata?. Claro chaval, pero... ¿de qué lo quieres?. A si, uhmmm, de sardinas dije, viendo uno que salía para algún compañero.
Jooodor, como me supo ese bocata, el bocata más rico que jamás he comido, después, entre el alboroto, intente salir, pero el camarero que no era tonto, dijo que le faltaba un bocata por pagar, jodor ahora sí que el estómago me dio una vuelta, pero escurrí el bulto y salí por piernas. Salió un compañero a preguntarme si había pagado el bocata, y yo por supuesto les dije que sí. No sé si me creyeron, tampoco supe decir que no tenía dinero, yo quería ser uno más, no se si pagaron el bocata, o que fue lo paso, lo único que se, es que aquel bocata me salvo la vida, y que desde entonces, jamás salgo a montar en bici, sin dinero, sin repuestos, y sin comida. Me di cuenta de la realidad de la bicicleta, pero aquel día de salida en grupo, haciendo kilómetros, sufriendo y pedaleando, fue un día que será difícil de olvidar.

viernes, 5 de marzo de 2010

Tendré que empezar a hacer memoria...


Tendré que empezar a hacer memoria, y retrotraerme a tiempos remotos.


Reconozco, que desde bien pequeñito siempre me gusto el deporte, aunque no cualquier deporte, no. Los juegos de pelota nunca seme dieron bien, se necesita cierta habilidad de la cual yo no poseo. En el colegio, a la hora del recreo, cuando casi todos los niños jugaban al futbol ,correteando toda la clase detrás de un balón , (solo estaban en su sitio los porteros, el resto pegados al balón) Je je, menudos fieras!!, pues digo, que mientras jugaban ellos, otros dos amigos y yo nos quedábamos en otro patio más pequeñito jugando a los cromos, la peonza, el churro media manga yo que se… Lo que estaba de moda en aquel momento. Qué bien lo pasábamos.


Recuerdo un día, tendría 8 años más o menos, vi por el barrio gente que hasta entonces jamás había visto, gente que iba disfrazada de una manera que yo nunca antes pude ver, llevaban chándal , chándal azules, con tres rayas blancas, que era lo que por aquel entonces existía, todos llevaban unas zapatillas, con las cuales, yo imaginaba que me las calzaba y empezaría a correr hasta dar caza a los veloces coches. Tenían que ser geniales!!, además eran preciosas.


Rápidamente se lo conté a mi madre, y fue ella quien me dijo que era una carrera, una maratón o algo así. Recuerdo que me calcé mis Tórtolas azules de lona, cogí a mi madre de la mano y empecé a correr tirando de ella hacia la multitud, hacia donde estaban todas esas personas reunidas en una explanada multicolor. Toda la puesta en escena me llamo mucho la atención, me parecía lo mejor que me había pasado en mi vida, yo quería ser uno más de todos los que allí se reunían, yo quería correr, ganarlos a todos.


Que decepción más grande me llevé aquel día, ahora recordándolo, quizá ese fuera el primer encontronazo con la dura realidad de la vida. Estaba mi madre hablando con alguien de la organización para hacer mi inscripción, esa persona la dijo que yo no podía correr, que era muy pequeño, que no sería bueno correr con esas personas tan mayores…. Yo no podía entender nada, y ante tal impotencia rompí a llorar y me fui corriendo para casa.


Solo me queda saber lo que mi madre sintió aquel día, la verdad es que nunca se lo pregunte. Lo haré en breve, porque aun estoy a tiempo, y a ella, seguro que la gusta mucho que recordemos los dos juntos, aquellos años setenta.


Como me gustaba la bici, ese sí que era mi deporte preferido. Que digo deporte!! , era mi medio de transporte, mi vehículo para jugar a los Hombres de Harrelson , a las persecuciones, a pegar saltos por los montones, echar carreras con los amigos del barrio… Siempre me pregunté porque no me dejarían ir al colegio en bici, como en las películas Americana.


Con diez añitos más o menos, me entere que en mi barrio, para las fiestas, se iba a hacer una carrera ciclista. ¿Cómo, una carrera ciclista?, ¡YO QUIERO IR!, ¿QUE TENGO QUE HACER, DONDE ME APUNTO? Nervioso perdido, me puse a preparar mi vieja GAC, la quite los guardabarros y el guardacadenas, me fui a un viejo alquiler de bicicletas de otro barrio, en el cual, tenían amontonados miles de piñones, de cadenas, de manillares, de cambios… todo ello, no era más que chatarra, pero yo encontré lo que quería. Un manillar de carreras, y un piñón de tres coronas. Era genial, estaba loco por llegar a casa y montarlo todo. No sé como lo hice, ni tampoco recuerdo con que herramientas, pero la máquina estaba empezando a tener forma, por supuesto que no tenía cambio, simplemente tenía que elegir una de las tres coronas y engranar la cadena, era como la decisión de elegir neumáticos en F1, Si elegía el piñón más pequeño, y había cuesta, pues muy mal fatal. En fin.


A la semana siguiente, un día a las siete de la tarde de un mes de Junio, me fui al mercado del barrio, que es donde se daba la salida. En la línea de salida estábamos todos los niños, aquí sí que separaron las categorías, los mayores y los niños, calculo que las edades de los niños eran de 5 a 14 años, ahora sí que estábamos igualados, competía con gente de mi edad, je je.


Bocinazo de salida, rápidamente, me pongo en las primeras posiciones, pero recuerdo que un chico, con una bici de carreras de verdad, y con su maillot y culote, me empezó a sacar metros y pronto deje de verle. Da igual, rápidamente me vi solo, empecé a soñar, creía que estaba en la vuelta a España, la gente me animaba…Todo era fantástico, hasta el sufrimiento. Cuando llegue a la meta, exhausto, me dijeron que era el segundo. POCAS VECES HE SENTIDO NADA IGUAL.


Estos son mis comienzos en estas dos disciplinas, me queda contar como empecé a nadar, esto fue más sencillo. Fue un verano, en la finca de mis abuelos en Navalmoral de la Mata, allí tenemos una pequeña charca dentro de la finca, yo le dije a mi abuelo, que quería aprender a nadar. Mi abuelo, que era un tío emprendedor, hoy sería un temerario, ni corto ni perezoso me cogió y nos fuimos a la charca, después de algún traguito de agua que hoy ,nada más pensarlo ya me pongo malo, ¡¡ lo que pude coger… ¡!Rápidamente, empecé a flotar y a desplazarme poquito a poco. Prueba superada, YA ERA TARZÁN DE LOS MONOS.